La herida de abandono se forma en la infancia, cuando nuestros cuidadores principales, ya sean padres u otros familiares, nos dejaron física o emocionalmente, ocasionando un profundo dolor que deja cicatrices duraderas en la psique. Estos traumas pueden manifestarse de diversas maneras en la vida adulta y afectar nuestra autoestima y las relaciones que forjamos.
Si cuando fuiste niño experimentaste dicha situación, o bien, conoces a alguien que lo ha vivido, el presente blog será de mucha ayuda, por ejemplo, para comprender sus causas, cómo se manifiesta a medida que crecemos y, por supuesto, cómo podemos sanar y seguir adelante.
Lo básico: ¿Qué es la herida del abandono?
Aunque ya se habló acerca de su definición a grandes rasgos, conviene complementar el concepto con más información. Entonces, ¿qué sucede después de que el o los tutores principales desaparecen? Se forma una herida emocional, pues el niño comienza a carecer de atención, amor y todos los cuidados que requiere para un desarrollo emocional saludable.
Ya que los infantes no cuestionan las acciones de sus cuidadores debido a la conexión y al cariño que sienten hacia ellos, lo primero que hacen es dudar de su propio valor; creen que las acciones negativas de sus padres se suscitan porque algo está mal en ellos mismos y acaban sintiéndose insuficientes para recibir amor.
Si ese pensamiento se arraiga profundamente, afectará la autoestima y las relaciones futuras.
Los tipos de abandono
Abandono físico
- Pérdida de los cuidadores principales: Ya sea por fallecimiento, separación o cualquier otra circunstancia que aleje físicamente al niño de sus padres.
- Adopción: Llegar y adaptarse a un nuevo entorno familiar también puede generar sentimientos de abandono.
- Atención excesiva hacia otro integrante de la familia: El nacimiento de un bebé, por ejemplo, va a retener toda la atención de los progenitores, dando pie a que el niño mayor no se sienta importante.
- Negligencia por parte de los cuidadores: El tiempo que el infante comparte con sus tutores es mínimo o inexistente a causa del trabajo u otras obligaciones que los mantienen fuera de casa.
- Enfermedad de los padres: Se suscita cuando una enfermedad, o incluso un padecimiento físico o mental, impide a los progenitores hacerse cargo de sus hijos.
- Ausencias prolongadas: Los niños pueden experimentar desprotección si los cuidadores viajan con frecuencia por cuestiones laborales y están fuera del hogar por largas jornadas.
Abandono emocional
- Distancia emocional de los cuidadores: Los padres se muestran distantes o poco accesibles, ya sea por falta de habilidades de crianza o problemas de salud mental.
- Falta de cariño y atención: El niño siente que no recibe el amor y el apoyo emocional necesarios, lo cual puede llevarlo a desarrollar sensaciones de soledad y desamparo.
- Negligencia emocional: Los cuidadores pueden estar físicamente presentes, pero emocionalmente ausentes; además, son incapaces de conectar con los infantes debido a sus propios traumas o problemas.
- Rechazo: Comentarios hirientes, críticas constantes o indiferencia, pueden hacer sentir al niño que no es amado.
- Falta de validación: El menor no se sentirá como alguien importante si no se reconocen ni validan ninguno de sus sentimientos.
Comprender las diferentes categorías de abandono resulta fundamental para identificar cómo y por qué se forma la herida; asimismo, es un método eficaz para iniciar un proceso de sanación.
Los síntomas de la herida de abandono
Pueden manifestarse de varias maneras, pero, a continuación, te desglosaremos algunos de los más comunes:
Victimización
Se normaliza la tendencia a que el individuo se sienta como víctima en diversas situaciones de su vida, cosa que le puede llevar a un rol de salvador en las relaciones. Desea constantemente arreglar o rescatar a los demás de los problemas que enfrentan.
Necesidad de apoyo continuo
La persona exige reafirmación por parte de los demás de forma muy regular con el fin de prolongar una sensación de apoyo o reafirmación. De no recibirlo, pueden surgir sentimientos de frustración.
Pensamientos obsesivos
Las preocupaciones constantes sobre el abandono y el rechazo son tales, que acaba siendo muy difícil concentrarse e incluso disfrutar la vida.
Otros síntomas son:
- Miedo al abandono
- Búsqueda de atención y validación
- Dificultad para regular las emociones
- Dependencia emocional
- Temor a acercarse a otros y que le hieran nuevamente
- Baja autoestima
- Aislamiento social
- Dificultad en la toma de decisiones
- Relaciones disfuncionales
El impacto de la herida de abandono al crecer
Relaciones románticas
Las personas con heridas de abandono suelen buscar sin parar la aceptación y aprobación de quien aman, no obstante, ese deseo puede originar relaciones desequilibradas y codependientes. Además, el miedo a la vulnerabilidad y a ser lastimadas otra vez, les empujarán a evitar la intimida emocional.
A menudo, se involucran en vínculos abusivos, pues no sienten que puedan encontrar a alguien que les ofrezca un trato más saludable y respetuoso.
Autoestima y autoimagen
La creencia de no ser lo suficientemente valiosos, acabará minando la confianza en sí mismos, afectando su desempeño en áreas como el trabajo y las relaciones interpersonales.
Impacto a la salud mental
Las heridas de abandono no resueltas corren el riesgo de contribuir a problemas como la ansiedad y la depresión, también puede desencadenar la impulsividad, e incluso, comportamientos autodestructivos.
¿Cómo sanar?
Este camino requiere tiempo, paciencia y autocompasión, conoce las estrategias efectivas que te ayudarán a conseguirlo:
Búsqueda de apoyo profesional
Un terapeuta te ayudará a explorar y comprender las raíces de tu abandono emocional, así como a desarrollar herramientas que te permitan superar la experiencia traumática. La terapia proporciona un espacio seguro para la expresión de emociones y recibir apoyo guiado.
Cultivo de la autoconciencia
Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus emociones, pensamientos y patrones de comportamiento relacionados con el abandono.
Considera escribir un diario donde puedas registrar tus experiencias y reflexiones personales o una carta a tu niño herido diciéndole que el abandono o falta de cariño no fue por ti o porque no fuiste suficiente, sino porque la persona que te hirió tenía sus propios dolores y no supo amar de modo correcto.
Empodera tu autoestima
Trabaja en fortalecer tu amor propio y en desarrollar una imagen positiva de ti mismo. Practica la autocompasión, reconociendo que mereces amor y cuidado, independientemente de las experiencias pasadas. Aumentar tu autoestima te ayudará a sentirte más seguro y valorado, algo crucial para sanar las emociones.
Establecer límites
Aprende a decir “no” cuando sea necesario y a comunicar tus necesidades de manera clara y asertiva. Fijar límites te ayudará a construir conexiones más equilibradas, donde te sientas respetado.
Perdónate a ti mismo y a los demás
El perdón es una parte relevante del proceso de curación. Acepta que el abandono no fue tu responsabilidad y perdónate a ti mismo por cualquier culpa o vergüenza que puedas sentir.
Considera también hacer lo mismo con aquellos que te dañaron, entendiendo que su comportamiento puede haber sido resultado de sus propias heridas y limitaciones. Recuerda: el perdón no significa justificar sus acciones, sino liberar el peso emocional que llevas contigo.
Reconstruye tu red de apoyo
Crea relaciones saludables y significativas que te ayuden a sentirte respaldado; como participar en actividades que te permitan conectarte con personas afines a ti, ¡no tienes por qué enfrentar todo el dolor tú solo!
Permítete un nuevo comienzo
La herida de abandono no define quién eres. Eres más que tu dolor y más que tus miedos; eres una persona valiosa, digna de amor y respeto. Enfrenta cada día con la convicción de que estás avanzando hacia una vida llena de amor propio y relaciones significativas.
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