¡Lo que resistes, persiste!
Y lo sé, yo también he estado harta de peleas y discusiones que no llevaban a nada.
Pero siempre he creído que los problemas surgen como un llamado de algo que estamos ignorando.
Y he descubierto que muchas veces el problema no es el conflicto, sino la forma que tenemos para afrontarlo.
Usualmente nos ponemos a la defensiva, reaccionamos desde heridas o todo lo que la otra persona dice lo tomamos como un ataque personal.
Lo primero que tenemos que recordar es que el otro no tiene como intención hacernos daño o herirnos
Y quizás el no saber cómo comunicarse acaba causando un enorme problema.
Por otra parte, tal vez pasa que todo lo que dices es mal recibido por la otra persona, cuando tu única intención es expresar tu punto de vista o tus emociones.
Entonces he aprendido esto:
Se necesita crear un canal bidireccional de escucha, comprensión y respuesta amorosa.
Se necesita cuestionarnos antes de comunicarnos y antes de responder a lo que el otro me dice.
¿Lo que voy a decir viene de mi herida?
¿Cómo puedo comunicar esto desde la responsabilidad sin atacar, culpar o responsabilizar al otro?
¿Lo que acabo de escuchar viene de su herida?
¿Cómo puedo ser compasivo con esa herida?
Algo que es vital en este proceso es entender nuestra heridas y necesidades para comunicarlas desde el inicio a la otra persona.
Por otro lado, es importante conocer las heridas del otro y que necesidades, al no ser cubiertas, activan ese dolor.
¿Quieres resolver el conflicto con alguien y crear un ambiente de entendimiento y aprecio?
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