Tener celos es completamente natural y está bien sentirlo porque es parte de nuestra naturaleza.
Pero en ocasiones esta emoción puede ser tan intensa que toma control completo de nuestra mente y dejamos de pensar racionalmente.
Cuando los celos vienen de dolores pasados, la emoción se hace muy intensa. Inventamos historias y escenarios imaginarios.
Esto nos impide conectar sanamente y tener relaciones plenas.
Hay que entender de dónde viene la emoción para poder equilibrarla.
Se ha comprobado cómo bebés de 6 meses sienten celos cuando la mamá le presta atención a otro bebé, incluso si es de juguete.
Este comportamiento de celos también se ha observado en animales.
Esto nos dice que los celos evolucionaron en especies que tienen varias crías y que compiten por la atención, protección y alimento que provee la mamá.
Llamar la atención al llorar puede mejorar tus posibilidades de sobrevivir porque reciben más atención para cubrir tus necesidades.
Por otro lado, los celos también ayudan a asegurar la reproducción y sobrevivencia de la especie.
Lo anterior nos ayuda a entender que los celos son una emoción natural para sobrevivir.
Los celos son una señal que nos indica un posible peligro de que no tendremos nuestras necesidades cubiertas para sobrevivir.
Cuando hay heridas o inseguridades por experiencias del pasado, la emoción se intensifica.
Cuando hay dolores pasados, el cerebro está aún más en alerta y toma está situación con mayor intensidad porque lo toma como un mayor riesgo.
Estos son 3 pasos para equilibrar la emoción:
- Reconocer y entender la emoción. Admitir y describir lo que sentimos. ¿Cuál es el miedo?
- Comunicar. Decir que sientes celos y por qué.
- Resolver. Llegar a acuerdos.
Los celos no son racionales.
Tenemos que ser comprensivos y empáticos con lo que siente la otra persona y actuar de tal manera para no provocar el sentimiento en los demás.
Si te interesa manejar y entender mejor tus emociones.
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