Pasamos nuestra vida entera pensando que ser felices es el propósito de la vida.
Tenemos una pregunta escondida en nuestro subconsciente todo el tiempo:
¿Cómo podemos ser más felices?
Todo el tiempo actuamos en búsqueda de aquello que nos dará esa felicidad:
pareja, dinero, éxito, familia etc…
¿Qué tal si no es el propósito de la vida? ¿Qué tal si en realidad tener esta creencia te está afectando?
Cuestionar esta idea te ayudará a tener una vida mucho más plena y tendrás más crecimiento en todas las áreas de tu vida que te propongas.
Problema #1:
Tratar a la felicidad como una meta.
Al creer que el propósito de la vida es ser felices, estamos creyendo que la emoción es algo que se puede ganar o conseguir porque viene de afuera.
Si logro _____, entonces seré feliz. Si tengo ____, seré feliz.
Perseguimos la felicidad, en vez de sentirla en el presente.
Una vez que logras o tienes lo que querías, tu cerebro se acostumbra y ahora busca lo siguiente.
Nunca acabas: vas de una cosa a otra buscando ser feliz y el proceso nunca lo disfrutaste.
Problema #2:
Vives con la expectativa de que tienes que ser feliz.
Crees que la felicidad es lo que tiene que pasarte y tienes mil expectativas de lo que debería pasar para que lo seas.
Lamentablemente, el dolor y las decepciones en la vida son inevitables. El mundo es adverso y no controlas lo que pasa.
Tienes la creencia de que debes ser feliz y no debe de haber adversidad.
Inevitablemente no todo saldrá como quieres, entonces sufres porque no se cumple la expectativa.
La fórmula para una vida plena es justo lo contrario: la adversidad es inevitable, voy a crecer para fluir con lo que se presente.
Problema #3:
Te aleja del crecimiento y disciplina.
Nuestra mente está diseñada para hacernos sobrevivir al evitar peligro y dolor.
Cuando el cerebro experimenta dolor, busca placer instantáneo: entretenimiento, sustancias, comida, videojuegos, etc…
El problema es que la mente no se da cuenta de los efectos a largo plazo.
El cerebro busca el placer aunque con el tiempo esos hábitos nos hagan daño.
Esos hábitos de placer, te impiden tener los hábitos que realmente te dan expansión y bienestar.
Si creemos que nuestro objetivo es ser felices, es muy fácil acabar solamente buscando placer instantáneo.
Es muy típico decir, “ pero me hace feliz y para eso estoy vivo”.
La meta NO es ser felices. Más bien tenemos que aprender a llevar la emoción en nuestro camino de crecimiento.
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