1.Dar amor sin esperar algo a cambio
Como adultos solemos dar amor a quienes pueden hacer algo por nosotros, a quienes nos dan un beneficio o a quienes actúan y piensan como queremos.
Un bebé no te demuestra amor y no hace nada para merecer amor. Al contrario, no deja dormir, se hace popó, vomita, llora y se la pasa durmiendo. Lo amamos simplemente porque es.
Gracias a un bebé experimentamos el amor más puro: Experimentamos el amor incondicional.
Eso quiere decir que no tenemos condiciones para dar nuestro amor. Damos sin esperar algo a cambio
OJO: amar incondicionalmente no es amar sin límites. Amar a un bebé puede ser difícil y tienes que hacer sacrificios, pero no te hace daño.
Amar incondicionalmente no es aguantar dolor. Si te hace daño, entiende que esa persona actúa así porque tiene heridas y es mejor amar en la distancia.
2.Aprendemos a ser compasivos
Con los bebés somos muy compasivos.
Cuando un bebé llora, golpea, patea o tira la comida, no nos tomamos personal sus malas conductas y no lo etiquetamos de ser una “mala persona” .
Somos muy pacientes. Interpretamos y entendemos de dónde puede venir su mal comportamiento.
Entendemos que tal vez su comportamiento es así porque tiene hambre, sueño, miedo o alguna molestia.
Con adultos no somos así. Solemos ser muy severos, condenamos rápido y emitos juicios sobre la persona rápidamente.
Si pudiéramos ver más allá de los comportamientos superficiales de la gente, veríamos que todas las personas también actúan desde el miedo o dolor.
Todos tenemos un niño interno con heridas y tenemos que aprender a amar comprendiendo esto.
Seríamos personas muy compasivas si actuáramos así con los adultos.
La gente no es mala, sólo tiene heridas y miedo.
Si quieres regresarle a tu relación un sentimiento profundo de apreciación, entusiasmo y afecto, esta baraja de preguntas es para ti.
Estas preguntas están diseñadas para recordar lo especial que es estar juntos: click aquí
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