Familia y amigos

La importancia de criticar al gobierno.

La importancia de criticar al gobierno.

La importancia de la desobediencia civil. 

Tal vez estás contento con el partido o los políticos que dirigen el país. 

O tal vez no. 

De cualquier manera es importante que haya desobediencia civil y haya inconformidad. 

Si estás viendo jugar a tu equipo de fútbol favorito y el árbitro marca erróneamente un penal a favor, probablemente no vas a criticar la decisión. 

En cambio, si el árbitro comete un error en contra de tu equipo vas a criticar la decisión mucho más. 

La emoción de querer que gane nuestro equipo hace que no razonemos y juzguemos objetivamente la decisión del árbitro. 

En la política también razonamos desde las emociones. También conocido como razonamiento motivado. 

Los buenos ciudadanos no son aquellos que siguen ciegamente al gobierno. 

Si no aquellos que pueden aplaudir lo bueno, pero también darse cuenta de lo malo y criticarlo. 

Ningún ser humano es perfecto. 

No todas las decisiones serán buenas. Incluso de los mejores políticos. 

Puede haber decisiones con buenas intenciones, pero con efectos negativos. 

Y si nadie critica esas decisiones y si no se presenta un contrapeso, entonces se corre un gran riesgo. 

Cuando apoyamos al gobierno en turno y estamos contentos con las personas que están en el poder, corremos el riesgo de defenderlos tanto, que no vemos los aspectos negativos. 

Nos reconocemos tanto con un partido político, que se convierte en parte de nuestra personalidad. 

Y cuando sucede eso, no somos capaces de ver con ojos críticos y mentalidad abierta lo que sucede. 

Estamos sesgados y estamos razonando desde las emociones.  

En la historia, las mayores catástrofes de las naciones han sido resultado de obediencia ciega sin cuestionamiento. 

Por lo mismo, un buen ciudadano es aquel que está inconforme y participa. 

Un buen gobierno sólo puede ser resultado de una ciudadanía que está permanentemente inconforme. 

Esa inconformidad hace que haya crítica, denuncia, propuestas, contribución y ganas de cambiar lo establecido. 

No hacer nada y no quererse enterar frente a temas políticos significa ser cómplice. 

Por otro lado, un buen político es aquel que puede escuchar y recibir las críticas con mentalidad abierta y ajusta sus decisiones o formas de pensar gracias al aprendizaje de esas críticas.

Hay que elegir a ese tipo de políticos,  a los capaces de cuestionarse, cambiar de opinión y mejorar. 

 

Si te gustó este escrito, te recomiendo escuchar el episodio completo en el podcast: Maestria Emocional.

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