Nuestro cuerpo está diseñado para hacernos sobrevivir.
Cuando hay dolor o una amenaza (incluso imaginaria), se activa de forma automática nuestro sistema de pelea o huida.
El sistema nervioso simpático se activa y libera químicos para que el cuerpo responda al peligro.
Por ejemplo, las hormonas de estrés como el cortisol hacen que el corazón lata más fuerte y llegue más sangre a las extremidades o la respiración se agita para tener más oxígeno.
La respuesta de pelea o huida necesita mucha energía y por lo mismo se apagan sistemas como el digestivo, inmunológico y reproductor.
Una vez que el peligro pasa, esos químicos se reabsorben en tu cuerpo y liberas otros que ayudan a que el cuerpo se repare, descanse y digiera (sistema parasimpático).
Este método de supervivencia sirve de maravilla si el peligro es inminente y físico.
El problema es que en la actualidad los peligros están en nuestra mente y vivimos con emociones de miedo, enojo o tristeza constantemente.
Si este estado emocional de supervivencia es constante y prolongado, los sistemas de nuestro cuerpo se debilitan y somos más susceptibles a enfermedades.
Ningún organismo está diseñado para permanecer en un estado constante de supervivencia.
El estrés crónico y las emociones no placenteras constantes inflaman nuestro cuerpo y ahí es cuando se presentan las enfermedades crónicas.
Por eso es tan importante tener prácticas y momentos que nos permitan volver a estados de relajación profunda donde el cuerpo se restaura y regresa al equilibrio.
Meditar, hacer yoga, tapping o hacer ejercicio. Hábitos que ayuden a cambiar el estado emocional y a liberar los químicos del estrés.
Los momentos de introspección y reflexión también son muy útiles para observar, entender, y liberar la emoción.
Otro gran problema, es que cuando tenemos emociones “negativas”, buscamos adormecer el dolor con placer instantáneo.
Acabamos teniendo hábitos poco saludables como mala alimentación, consumo de alcohol o tabaquismo y eso influye en nuestra salud.
Nuestra mente es lo que nos diferencia de cualquier otro animal gracias a nuestra capacidad de pensar en el pasado o en el futuro.
Lamentablemente esta capacidad también hace que los peligros sean constantes e imaginarios.
Al entender esto podemos aprender herramientas que nos ayuden a procesar las emociones y en ese aspecto regresar a ser como los animales: nos sacudimos la emoción y volvemos a relajarnos.
Nuestros juegos de preguntas están diseñados para conectar con la gente y al mismo tiempo incrementar nuestra capacidad para reconocer nuestras emociones: click aquí
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