Es muy común que al inicio de conocer a alguien se nos aconseja no llamar, no escribir y no mostrar mucho interés.
De lo contrario, corremos el riesgo de ahuyentar a la persona que nos gusta.
Por lo mismo nos acostumbramos a ponernos una máscara de indiferencia.
No les escribimos, no les llamamos y actuamos como si no importara no volverse a ver.
Creemos que la única manera de conquistar a alguien o hacer que le importes, es pretendiendo que a ti no te importa.
La indiferencia muchas veces sólo complica las cosas y se pierde mucho tiempo.
Incluso puede hacer que se pierda la conexión por completo.
Es cierto, la inseguridad y la dependencia no son aspectos atractivos.
Representan un problema psicológico real y una incapacidad de estar bien con uno mismo.
Pero el problema no es mostrar interés y ser entusiasta, el problema es la dependencia e inseguridad.
Lo que ahuyenta es cuando una persona parece no poder sobrevivir sin nosotros o no tener otras opciones.
Deberíamos normalizar que mostrar interés y ser abierto desde el inicio no necesariamente es un signo de debilidad.
Llamémosle “vulnerabilidad sana”
La capacidad de ser transparentes con lo que sentimos o deseamos, pero simultáneamente hacer entender que podemos estar perfectamente bien si la relación no sigue.
Te quiero, pero no te necesito.
La confianza e independencia no tienen por qué estar separadas de la vulnerabilidad.
Mi consejo siempre será demostrar y expresar lo que sentimos con seguridad.
Demostrar nuestro deseo pero sabiendo y dejando claro que sobreviviremos si hay rechazo.
Si la otra persona no está lista, no se siente suficiente o tiene miedo a la intimidad, ni modo.
No cambies quien eres solo por querer encajar con alguien.
Ya llegará alguien más que sí conecte contigo y pueda recibir tu vulnerabilidad.
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