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¿Perdonar es imposible?

¿Perdonar es imposible?

El perdón en una relación de pareja no es un camino sencillo; cuando la confianza se quiebra, emociones como el dolor, la decepción y el miedo, pueden ser obstáculos poderosos para dejar atrás el resentimiento que se hospeda en el corazón, pero eso no significa que todo esté perdido. 


Es importante entender, en primer lugar, que perdonar no es ceder, ni permitir que la herida quede impune: es un acto de fortaleza que rompe las ataduras con el pasado, una oportunidad para sanar y hacer que la relación se vuelva más sincera.


¿Te gustaría saber cómo lidiar con este tipo de situaciones que a veces parecen no tener salida? Te invitamos a seguir leyendo nuestro post. 

Las barreras psicológicas del perdón


El orgullo herido encabeza la lista, ya que cuando alguien nos lastima, nuestro instinto nos lleva a protegernos. ¿Qué hace el orgullo? Enciende una vocecilla interna que nos dice que perdonar es equivalente a dejar que el otro gane, lo cual nos insta a aferrarnos al rencor y a que nos quedemos atrapados en todo lo que nos produjo la experiencia desagradable. 


Otro obstáculo poderoso es la necesidad de justicia. Sentimos que para poder perdonar, primero debe haber una compensación, que el daño sea reconocido en toda su magnitud por la otra persona y que se repare de alguna manera, pero no hay que olvidar ser realistas y entender que recibir una “retribución” no representa una solución verdadera al conflicto. 


Nuestras experiencias pasadas también juegan un papel determinante: las cicatrices que cargamos de heridas anteriores pueden hacer que el perdón actual se sienta aún más inalcanzable. Si hemos sido afectados antes, el miedo a que la historia se repita puede ser tan fuerte que preferimos no arriesgarnos a perdonar nuevamente.


Ahora bien, ¿te has preguntado qué pasaría si comenzamos a ver el perdón no como un favor al otro, sino como un acto de amor hacia nosotros mismos? Al reconocer que estas “barreras” fueron un escudo para protegernos, pero que ahora nos impiden sanar, seremos capaces de empezar a desmantelarlas y seguir adelante.


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¿Qué beneficios trae consigo el perdón? 

Tiene un efecto positivo en nuestra salud mental y emocional


    Al dejar ir el rencor, el estrés se reduce, al igual que la ansiedad y la depresión. Dicho alivio emocional no solo nos permite sentirnos más ligeros, sino que también mejora nuestra capacidad de enfrentar los desafíos diarios con mayor resiliencia, brindándonos un bienestar general.

     

    La relación se fortalece


      El perdón actúa como un puente que reconectemos con nuestras parejas después de un conflicto, también reaviva la confianza y la intimidad, creando un espacio seguro para todos, lejos de la incertidumbre.

       

      Se rompen los ciclos negativos del vínculo


        El resentimiento puede crear ciclos destructivos en nuestra relación e intensificar el distanciamiento emocional; sin embargo, el perdón corta la cadena de reacciones negativas, pues se deja de alimentar el ciclo de venganza o distanciamiento y permite que el lazo evolucione hacia una dinámica más saludable. 

         

        Representa un gesto de autocuidado


          Al perdonar, podemos tomar el control de nuestras emociones y evitar que el dolor del pasado siga definiendo tanto nuestro presente, como nuestro futuro: en lugar de torturarnos una y otra vez, aliviamos la mente y le proporcionamos la tranquilidad que se merece después de la tormenta emocional que la ha abrumado. 


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          Formas para combatir el resentimiento


          Cuando las heridas son profundas, el dolor puede impedirnos tener los pensamientos claros para saber por dónde empezar a sanar y transformarse en rencor, por ello resulta tan importante atender todos los sentimientos que surgen a raíz de los conflictos experimentados, en lugar de evadirlos o ignorarlos. 


          A continuación, te plantearemos algunas estrategias que podrás llevar a la práctica cuando sientas que el proceso de perdonar sea demasiado agobiante para ti:


          • Terapia de pareja: Con el apoyo de un profesional capacitado, lograrán mejorar aquellos aspectos de la relación que se encuentran débiles y trabajar hombro a hombro para continuar juntos. 

          • Comunicación asertiva. Expresen cómo se sienten, sin culpar o atacar. Ambos tienen que sentirse escuchados y comprendidos, hablar desde el “yo”, enfocándose en sus sentimientos y necesidades, en lugar de señalar con el dedo al otro.

          • Empatía. Ponerse en los zapatos adversos no es sencillo, mucho menos cuando el dolor es excesivo, no obstante, hacerlo es un método eficaz para tratar de entender las motivaciones y circunstancias que llevaron a la otra persona a actuar de cierta manera, eso sí, teniendo en cuenta que eso no justifica el daño hecho.

          • Tiempo y paciencia. El perdón no ocurre de la noche a la mañana. Es probable que necesites pasar por varias etapas emocionales antes de poder dar un paso hacia adelante, pero está bien. Entre menos se fuercen las cosas, mejores resultados se obtendrán. 

          Reflexiones finales


          El perdón no borra lo ocurrido, pero es una oportunidad de rediseñar nuestra narrativa, siempre y cuando haya deseos genuinos de hacerlo. También se le considera como un compromiso con el presente en el cual el objetivo principal es lograr que la comprensión y el amor florezcan con un brillo más significativo.


          Por supuesto, al recorrer este camino es inevitable no abordar nuestras propias emociones, enfrentarnos y, finalmente, salir victoriosos de una metamorfosis en la que el dolor prospera. Los juegos de cartas para pareja son una excelente herramienta para quienes desean restablecer su relación y en Maestría Emocional encontrarás varias opciones para que las exploren juntos. 


          El perdón no es imposible. 

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