Nuestro cuerpo está diseñado para hacernos sobrevivir.
Cuando hay dolor o una amenaza, se activa de forma automática nuestro sistema nervioso simpático.
El cuerpo reacciona y se liberan químicos para que el cuerpo responda al peligro y pueda pelear o huir.
Los químicos hacen que:
- El corazón lata más fuerte y llegue más sangre a las extremidades.
- La respiración se agite para tener más oxígeno.
- Como se necesita mucha energía, se apagan sistemas como el digestivo, inmunológico y reproductor, que no son necesarios en ese momento de supervivencia.
Una vez que el peligro pasa, esos químicos se reabsorben en tu cuerpo y liberas otros que ayudan a que el cuerpo se repare, descanse y digiera.
Este método de supervivencia sirve de maravilla si el peligro es inminente y físico.
El problema es que en la actualidad los peligros están en nuestra mente y vivimos con emociones de miedo, enojo o tristeza constantemente.
Si este estado emocional de supervivencia es constante y prolongado, los sistemas de nuestro cuerpo se debilitan y comenzamos a enfermarnos.
Por ejemplo, pasa mucho con el sistema digestivo e inmune.
Ningún organismo está diseñado para permanecer en un estado constante de supervivencia.
Por eso es tan importante tener prácticas y momentos que nos permitan volver a estados de relajación profunda donde el cuerpo se restaura y regresa al equilibrio.
Por ejemplo, meditar, hacer yoga, tapping o escribir nos ayudan a cambiar nuestro estado emocional.
Momentos de introspección nos hacen darnos cuenta de las emociones, las entendemos, cambiamos de perspectiva y podemos soltarlas.
Por otro lado, el ejercicio también es clave para sacar los químicos del estrés que ya tenemos en el cuerpo.
Un animal que entra en estado de supervivencia tiene todos los músculos llenos de estrés y adrenalina y está listo para pelear o huir.
En la actualidad, nosotros nos estresamos, pero no movemos los músculos para liberar esos químicos. Eso hace que relajarse sea más complicado.
Nuestra mente es lo que nos diferencia de cualquier otro animal gracias a nuestra capacidad de pensar en el pasado o en el futuro.
Lamentablemente esta capacidad también hace que los peligros sean constantes e imaginarios.
Al entender esto podemos aprender herramientas que nos ayuden a procesar las emociones y en ese aspecto regresar a ser como los animales: nos sacudimos la emoción y volvemos a relajarnos.
Si quieres incrementar tu inteligencia emocional y al mismo tiempo conectar con otras personas.
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